noviembre 27, 2004

CHE

Hay una imagen del Che que sigue corriendo el mundo: es la del barbudo y con la cabellera larga, con la mirada altiva; tiene boina. Representa lo que para muchos es el ideal de revolucionario.

Esta imagen ha perseguido a muchas generaciones desde su muerte. Y digo, tal imagen ha perseguido a muchas generaciones, porque ha intentado, con su reflejo, que se apropien de ella, que la corporicen.

Como sucede con toda imagen, ella es sólo un ideal. El Che cada vez se vuelve ideal. Un phantasma y también una phantasia. La película de Walter Salles, "Diarios de motocicleta" habla de estos recovecos.

1 Comments:

Blogger Gracia said...

He oído decir que el Che era un extraterrestre -expresado cariñosamente claro-, y prefiero esa definición a la idealización tan icónica como vacía a la que se lo ha sometido.
Cuando era niña, no habiendo provenido de una familia de tradición "educada", solía confundir la foto del Che con la de otro barbudo, Jesús. Me sonrojo...agradezco al guerrillero por no estar libre de pecado!!!
Así relegamos nuestra libertad-responsabilidad: endiosando a personajes profundísimos como el Ché que más bien deberían ser considerados "humanos, demasiado humanos", en palabras de Nietzsche.

7 de septiembre de 2007, 1:05 p. m.  

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